martes, 6 de julio de 2010

25º Aniversario de "Volver al Futuro"

El pasado 3 de julio se cumplieron 25 años del estreno de "Back to the Future", la primera parte de una trilogía que se ha convertido en un clásico. Cuando decimos que es el tiempo el encargado de tasar el valor real del arte, nos referimos a esto. Sí, puede que el valor "artístico" de esta saga sea altamente discutible - lo que nos llevaría, una vez más, a una larga y trasnochada tertulia sobre "qué es arte", que hoy no vale la pena. Pero mucho menos rebatibles son sus implicancias estéticas, que dejaron legado y se asentaron cómodamente en la memoria de varias generaciones que la vieron en el cine y luego en sucesivas repeticiones en televisión abierta, tanto así, que algunos nos acordamos más de las versiones dobladas que en su idioma original.

La Nueva Generación

Comenzaba la década de los 80 y con ella se venía una nueva camada de directores en Hollywood, que años después se convertirían en los regalones de la industria. Mientras en la década anterior, la generación de Scorsese y Ford Coppola daba mucho que hablar con su cine "independiente" y más lejano de los valores clásicos de la industria hollywoodense - aunque igualmente exitosos dentro de ella - el cambio de folio traía consigo a Steven Spielberg, James Cameron, George Lucas y Robert Zemeckis, entre otros, todos ellos con el ánimo de inventarlo todo de nuevo y con muchas ganas de llegar al gran, gran público. En otras palabras, venían a hacer cine de entretenimiento.

Zemeckis había hecho un par de películas en los últimos diez años, ninguna con mucho éxito - ni de mucha calidad. Luego de un trajín bastante irregular, en 1984 consiguió que el ya consagrado Spielberg, siempre con mucho ojo para los taquillazos, le produjera "Back to the Future", por 19 millones de dólares, lo que no era exactamente una apuesta riesgosa. Sin embargo, fue rentable; tras un tremendo éxito de taquilla la película terminó ganando 210 millones.

Ese fue el despegue de Zemeckis, cuya siguiente película sería la también clásica "¿Quién engañó a Roger Rabbit?" (1988) y la seguidilla de "Back to the Future", que se convirtió en una trilogía, a pesar de que nadie tenía la idea en mente cuando se estrenó la primera parte.

La moda

Hay cosas en "Back to the Future", en las tres, que nos saltan al ojo de forma automática, y que recordamos instantáneamente cuando nos la mencionan. El Delorean es el ejemplo más claro. Todos soñamos con ese auto cuando chicos - y algunos siguen hasta hoy - y grande fue la decepción cuando nos enteramos de que, en la vida real, fue un fiasco de mercado. Pero no importa, igual queremos uno.

El airboard que aparece en la segunda película también se hizo muy famoso, como las zapatillas Nike futuristas que el hijo de Marty McFly utiliza en esa misma película; fue tanta la demanda de los consumidores por ellas que la empresa se vio obligada a hacer una edición especial, a un precio acorde.

Pero lo de verdad inolvidable no es la mercadotecnia, claro está.

El Guión

Linda Seger, una de las correctoras y estudiosas de guión más reputadas de la industria ha definido el de la primera parte de "Back to the Future" como algo que "no hay que tocarlo, es perfecto".

Nada que hacerle; camina solo. Tiene todas las virtudes que un guión dramático puede tener. Lo escrito en conjunto por Bob Gale y el mismo Zemeckis es una obra de arte de la causalidad y la fatalidad de la tragedia, y muy pocas veces había sido tan bien retratada la angustia de la lucha con el tiempo. Es cosa de ver el clímax, analizarlo, estudiarlo, desmenuzarlos como un rompecabezas para darse cuenta de que cada pieza está exactamente donde debería, y que todo lo demás se cae si falta un solo tornillo.

Mención aparte, sus personajes. Ni Michael J. Fox ni Chritopher Lloyd volvieron nunca a tener papeles tan trascendentes en su carrera. Les pasó lo que a muchos actores que pasan a la inmortalidad con un personaje icónico. Marty McFly y Emmett Brown son, de alguna forma, mucho más de lo que llegaron a ser los actores que los encarnaron.

El Tiempo

... es la medida de todas las cosas. Y paradójicamente, es el ingrediente clave de esta película, porque ha sido catalogada con el dudoso título de la mejor película sobre viajes en el tiempo de toda la historia, pero también porque hace uso preciso de aquel viejo principio de la carrera contra el tiempo que todo buen suspenso requiere. El jugar con un deadline, y evidenciar que eso que todos hemos dicho alguna vez de querer adivinar el futuro no es más que una fatalidad que difícilmente nos traerá nada bueno, son parte de esa angustia tan efectiva puesta en funcionamiento en este guión, y felizmente, en esta película.

Hace 25 años, el día del estreno, Zemeckis nunca pensó en hacer una trilogía. Mucho menos que su película superaría la categoría de "de culto" para convertirse en un clásico del entretenimiento. Es una pena que el director se haya perdido con los años y que luego de "Forrest Gump" (1994) y "Cast Away" (2000) esté perdiendo el tiempo con sus animaciones tecnologizadas en "Beowulf", "The Polar Express" y la reciente "Christmas Carol" - y un próximo remake de "The Yellow Submarine", junten miedo. El tiempo de las grandes obras de entretenimiento, con guiones ágiles y con suspenso quedó atrás. Lo más probable es que en diez años más, cuando celebremos los 35 años de "Back to the Future", nos acordemos más de Marty McFly y de Roger Rabbit que toda la obra posterior.

1 comentario:

  1. se dice que es una buena película, pero no que tiene que no me gusta.
    la veo y me aburro un montón, creo que es mi falla en el sistema jajajja.

    ResponderEliminar