martes, 17 de marzo de 2009

Cantando bajo la lluvia

¿Por qué, después de tantos años y tantas películas, todavía nos maravillamos cuando vemos a Gene Kelly chapoteando y Cantando bajo la lluvia?

Que esta película siga siendo, 50 años después, aclamada como el mejor musical de la historia del cine no parece una exageración. Sigue teniendo el mismo encanto, la misma magia y la misma incidiosidad que tuvo el día de su estreno, y de la que todavía podemos aprender mucho.

Más allá de lo obvio y enumerado infinitas veces - la destreza técnica del director Stanley Donen, la infinita simpatía de Gene Kelly y Donald O'Connor y los magníficos números de baile - Cantando bajo la lluvia tiene muchas virtudes que explican su enorme trascendencia en el tiempo y, lo que es quizás más importante, el haber arraigado tan profundamente en los corazones de los espectadores.

Si, es una frase cursi. Pero pregunten a quien la haya visto, y se darán cuenta de que no solo ha gustado a la mayoría, si no que la gente le tiene un enorme cariño esta película. Y como, si debe ser una de las entrañables de la historia.

¿Pero por qué? ¿De qué nos habla que nos gusta tanto? Si, después de todo, es solo una tonta película de baile, una parodia al viejo Hollywood. ¿O no?
Es muy fácil dejarse llevar por esta impresión, precisamente porque es tan grande el encanto que produce y tan bien nos la pasamos mientras la vemos que simplemente llega un momento en el que dejamos de filtrar, y nos la tragamos entera. Es como comerse un chocolate muy caro; lo disfrutamos tanto que ni nos preguntamos que tiene adentro.

Tratemos de desmenuzar la receta. La película tiene personajes, encantadores y simpáticos como Don Lockwood y Cosmo Brown (lejos mi favorito), la ingenuamente bella Kathy Selden y la odiosa y torpe Lina Lamont. Y esos personajes que parecen tan lejanos, tan realizados (a todos en algún momento se nos ha pasado por la cabeza querer ser estrellas de Hollywood, no lo nieguen) sin embargo tienen sus propios problemas éticos y morales, y Don Lockwood se nos hace aún más entrañable, puesto que partió de abajo, tiene un mejor amigo insuperable, un corazón solitario y una frustración profesional. Y eso, no hay superestrella que lo aguante, menos un ser humano normal como nosotros.
Y Lina, por supuesto, que es tan idiota que la odiamos solo por antipática. Siempre es bueno tener personajes a los que nos guste odiar, que disfrutemos mientras blasfemamos contra ellos. Lina Lamont es perfecta para eso, sobre todo cuando SPOILER nos damos cuenta de que no es idiota, llegando al final de la película FIN SPOILER.

La receta continúa. Tiene la expresión artística más antigua de la raza humana, la más básica y primigenia: el baile. Y no cualquier baile, el baile ritual, danzado en honor a los elementos, a la naturaleza que nos rodea y que nos permite subsistir como especie. Puede que ni a Gene Kelly ni a Stanley Donen ni a Arthur Freed se les haya ocurrido nunca, pero bailarle a la lluvia y a la mañana ("Good Morning") es algo que se hace desde el principio de los tiempos y que nos interpreta como especie, y al verlo en pantalla nos debiera hacer el mayor sentido del mundo. El baile es cautivador porque es movimiento, y en esta película se mueve muy bien.
Pero esto es cine, y como tal, requiere de un lenguaje propio que no se puede quedar solo en el baile. Los parodiados "musicales de torta de merengue" eran bastante espectaculares en su momento, pero carecían de carácter lingüístico. Eran solo grandes planos abiertos mostrando una desconsiderada cantidad de bailarinas sobre una exagerada decoración, principalmente por las dificultades técnicas - muy bien representadas en la película - que suponía rodar con audio directo.

Pues bien, Cantando bajo la lluvia es el feliz encuentro de esas maravillosas coreografías con el lenguaje del cine. Algo de eso habíamos comentado en el artículo de Las Zapatillas Rojas, sobre la comunión de dos lenguajes artísticos. También mencioné en alguna parte que el filme de Powell y Pressinger había sido una posible influencia para Stanley Donen. En realidad no importa mucho confirmar ese rumor. Lo trascendente es observar que sí, que ambos lenguajes potenciados generan resultados sorprendentes y maravillosos, profundamente conmovedores y tremendamente encantadores, que nos dejan a todos boquiabiertos. Pero hay que saber hacerlo, y no por nada Stanley Donen se convirtió en el maestro del género.
Siguiendo con la receta, la dosis de humor es muy importante en esta película. Permítanme dedicarle una oración a mi personaje favorito, Cosmo Brown, que tiene probablemente la mayor cantidad de citas memorables en una sola película. Y esto forma parte también del encanto, de la magia. Hay mucha gente que considera la comedia como un género menor - de Aristóteles en adelante - pero afortunadamente tenemos películas como esta que demuestran lo contrario. Más interesante aún, la comedia aliviana la forma, pero no el contenido, y hace que los mensajes sean mucho más permeables a todo el mundo.

Y, por supuesto, un mensaje. Como decía, es fácil quedarse en la parodia a Hollywood y cerrarla ahí. Forma parte del truco el que no nos demos cuenta a la primera. Es lo que pasa con todas las fábulas y los cuentos de hadas. Y claro, como no va a serlo si están pensados para niños. Y todos nosotros somos niños ante Cantando bajo la lluvia.
El truco está en los arquetipos, en los personajes y el guión. Bien conjugados podemos hacer que esos personajes se conviertan representaciones de una moral más o menos universal. De esta forma, Cantando bajo la lluvia no solo es una parodia sobre Hollywood, también es un relato sobre la justicia, la jerarquía social, la felicidad, la autorealización y la humildad. Por eso es que no le encontramos una sola moraleja, si no varias.

En una opinión muy personal, creo que los géneros más difíciles de hacer en cine son, primero el musical y después la comedia. Porque es muy fácil dejarse llevar por lo espectacular y olvidar el lenguaje y el contenido. A la mayoría nos ha pasado que en algún momento subestimamos ambos géneros, cuando, creyéndonos intelectuales, dijimos que estas películas no tenían contenido. Ahora, después de muchas películas, tengo que tragarme mi orgullo y reconocer que para hacer Cantando bajo la lluvia, Amor sin barreras y otros cuantos musicales hay que ser bastante genial.

Por eso, una vez más, les digo a los estudiantes de cine que sean humildes ante las películas. Sean como niños, saltando y cantando bajo la lluvia.

Singin' in the Rain
1952


Dirección Stanley Donen, Gene Kelly

Guión Betty Comden, Adolph Green

Música Roger Edens, Al Hoffman

Fotografía Harold Rosson

Reparto Gene Kelly, Donald O'Connor, Debbie Reynolds, Jean Hagen, Millard Mitchell, Cyd Charisse, Rita Moreno

País Estados Unidos

Año 1952

Género Musical

Duración 99 minutos

Productora Metro-Goldwyn-Mayer


Ranking AFI: #5

Ranking AFI Musicales: #1

Ranking Sight & Sound Magazine: #10

Ranking IMDB: #77

Incluida en las Essential 100 de la National Society of Film Critics

1 comentario:

  1. Qué excelente musical!!!

    El otro día vi "Leven anclas", pero no le llega ni a los talones. Uno que sí me gustó que vi hace poco fue "Cabaret", tiene la gracia de retratar muy bien una época y cuenta con unos números musicales fabulosos 8era que no con Liza Minelli metida allí!)

    Saludos, Toby! n_n

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